Cuenta
Miguel ?ngel Orellana en el
Semanal Digital una confidencia llena de maldad, que a su vez le hiciera un asistente a una reuni?n en la sede provincial de Sevilla del sindicato socialista UGT. El hecho ocurri? unos d?as antes de Navidad y el protagonista de la escatol?gica cita, invitado estrella en dicho concili?bulo, no fue otro que el otrora poderoso inquilino de La Moncloa,
Felipe Gonz?lez. Pues bien, seg?n trascribe Orellana, la frase que pronunciara el ex-dirigente socialista no puede entra?ar m?s desprecio y desaprobaci?n hacia la figura de su postrer sucesor:
"El Estatuto de Catalu?a es una cagada porque Zapatero es una mierda." Ah? es nada. Sin comentarios.
Entretanto, como si de un tsunami se tratara, el discurso del teniente general Francisco Jos? Mena Aguado, durante la Pascua Militar, continua produciendo devastadoras olas que perturban a?n m?s si cabe la convivencia y lanzan por los aires los ardores guerreros tan fr?gilmente guardados por las tribus apacentadas sobre lechos de p?lvora. Nadie desperdicia la ocasi?n de obtener su bot?n. Ya se sabe: "a r?o revuelto ganancia..." Ahora bien, yo tengo serias dudas de que el linchamiento pol?tico al que se est? sometiendo al teniente general sancionado por el ministro de Defensa vaya a producir r?ditos a alguien. A su tiempo lo veremos.
Desde luego, los nacionalistas han encontrado en este lamentable suceso una ocasi?n de oro para dar una vuelta de tuerca m?s a su despreciable victimismo. En ello se han volcado estos d?as de reuniones in extremis para chantajear y exprimir al m?ximo al Gobierno de Rodr?guez Zapatero, en la b?squeda del acuerdo satisfactorio sobre el estatuto. Incluso los m?s radicales, los de ERC se permiten el lujo de manifestarse ante el Gobierno Militar de Barcelona para calificar a los militares de poco dem?cratas. Y como guinda a este torbellino de denuncias antigolpistas, el diputado andaluz de Izquierda Unida, Antonio Romero, ha advertido con todo descaro al Gobierno de que no utilice las declaraciones del teniente general Mena para "descafeinar la reforma de los estatutos catal?n y andaluz", a la vez que ha sentenciado que "Espa?a camina hacia el federalismo y el Ej?rcito tiene que aceptar sin rechistar las decisiones adoptadas por los pol?ticos,..."
Por su parte, los medios de comunicaci?n afines al Gobierno de Zapatero y al Tripartito no se cortan en calificar una y otra vez las declaraciones del general Mena como de incitaci?n filo-golpista. Y en medio de estos desgarros y golpes de pecho de la progres?a ditir?mbica, que tampoco ha perdido ocasi?n de acusar al PP de tibio y justificador de las palabras del militar sancionado, se han dejado escuchar otras voces disonantes de la partitura que interpretan Rodr?guez Zapatero y sus compa?eros de viaje. Una de estas voces, como viene siendo habitual desde hace tiempo, es la del alcalde socialista de La Coru?a, Francisco V?zquez. Para este carism?tico edil gallego el problema es que "Espa?a no tiene quien la defienda", a la vez que se lamenta de que se ha llegado a un punto tal que? al que habla de Espa?a se le considera un apestado del r?gimen franquista?.
Abundando en los discrepantes, adem?s del corregidor V?zquez se ha pronunciado el diputado socialista Joaqu?n Leguina. El ex presidente de la Comunidad de Madrid ha relacionado el estatuto catal?n con la ley antitabaco del Gobierno "por ser infumable". A Leguina no le han dolido prendas al afirmar que este estatuto "no cabe ni en la Constituci?n ni en cabeza humana que piense en un Estado democr?tico". M?s pat?tico ha resultado el presidente de Extremadura Rodr?guez Ibarra, al clamar en la reuni?n de la Ejecutiva socialista que se le convenza de la bondad del nuevo estatuto para que pueda apoyarlo.
El drama del PSOE es que s?lo puede salir de este laberinto, al que le ha conducido Jos? Luis Rodr?guez Zapatero, con un acuerdo con los nacionalistas catalanes; de lo contrario perder?a todo el cr?dito ante los suyos y ante los que han porfiado en ?l para gobernar. Lo malo de esta soluci?n es que se trata de una escapada hacia adelante, que no har?a m?s que multiplicar de funestas consecuencias la ya de por s? deteriorada paz social e institucional. La posibilidad de que no haya acuerdo sobre el estatuto ni se lo plantea Rodr?guez Zapatero, pues sabe que su estrategia de poder se vendr?a abajo de golpe. Es m?s, los nacionalistas vascos lo tienen todo preparado para volver a presentar el Plan Ibarretxe, eso s?, esta vez con la complicidad de los socialistas.
Volviendo al principio, a la presunta calificaci?n que Felipe Gonz?lez hizo hace unas semanas de Rodr?guez Zapatero, hay que se?alar que de ser cierta la cita ?sta no puede ser m?s grosera e irreverente, m?xime cuando se trata del presidente del Gobierno y del secretario general del PSOE, el partido pol?tico al cual todav?a Gonz?lez pertenece. Reprochados estos aspectos que se refieren al respeto debido, tanto en lo personal como en lo institucional, sobre todo viniendo de un compa?ero y ex de las mismas magistraturas, conviene aclarar que tal zafiedad es propia de un zafio. Un hombre de Estado, como es el caso del ex presidente del gobierno y ex l?der de un partido mayoritario, deber?a ejercer un mayor compromiso con la sociedad a la que se supone que ha servido y a la que pertenece. Con exhalar butades descalificadoras en privado, pero no denunciando p?blicamente una pol?tica err?tica y altamente perniciosa para Espa?a, lo ?nico que demuestra el ex presidente Gonz?lez es, una vez m?s, la catadura ?tica y moral de alguien que bajo sus gobiernos se cometieron, por parte de buen n?mero de subordinados, los mayores delitos y tropel?as que cabe imaginar en gobiernos totalitarios.
Pretender cerrar esta crisis, despu?s de sancionar por diversos motivos y en menos de cuatro d?as a tres generales, afirmando que las declaraciones del teniente general Mena responden a una estricta opini?n personal es una muestra m?s de cinismo vergonzante. El ministro de Defensa ha tenido que comprobar por en?sima vez como la verdad le deja por mentiroso. En casi toda la prensa han aparecido escritos de militares, muchos individuales y otros colectivos, que se solidarizan con el general sancionado y que cuestionan tan dr?stica medida. Y si bien es verdad que Francisco Jos? Mena Aguado se extralimit? en el cumplimiento de sus competencias tomando parte p?blicamente en el debate pol?tico, no es menos cierto que el propio Jos? Bono hace tres meses respald? las palabras que pronunciara el jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), teniente general F?lix Sanz Rold?n, en relaci?n a la propuesta de reforma del estatuto catal?n, que define a Catalu?a como una naci?n, y en las que afirm? que el sentimiento de los militares es que Espa?a contin?e siendo una patria com?n e indivisible y manifestando su plena confianza en las instituciones y en el Gobierno espa?ol.
Ante las cr?ticas a estas declaraciones Bono expres? entonces su preocupaci?n porque se limitara a los militares su derecho de expresi?n y la defensa "en voz alta" del texto constitucional. Incluso manifest? su convencimiento de la total integraci?n y adaptaci?n del colectivo militar a la era constitucional y afirm? que ser?a sorprendente para ?l "que alguien creyera que cuando un militar defiende la unidad de Espa?a leyendo en voz alta el art?culo segundo de la Constituci?n est? haci?ndole da?o a alguien". Es m?s, el ministro de Defensa abund? en la idea de que "En el Ej?rcito espa?ol el ruido de sables, no hace falta que pongan el o?do para escucharlo, porque hace mucho tiempo que no hay ning?n ruido antidemocr?tico en los cuarteles; eso s?, los militares no son mudos, ni podemos tampoco taparles la boca ejercitando un derecho o cumpliendo con lo que puede ser una prerrogativa reconocida en las leyes."
Visto lo visto y o?do lo o?do, no cabe m?s que pensar que la inoportunidad del discurso del general Mena, rest?ndole protagonismo al rey en el d?a de la Pascua Militar, ha sido utilizada de manera oportunista y sectaria para arrojar un bote de humo ante la opini?n p?blica. Ha sido una a?agaza torticera para esconder y camuflar las innombrables maniobras de ?ltima hora con las que se pretende salvar el estatuto catal?n. En todo caso se ha dotado al posible fracaso de dichas negociaciones de una nueva coartada. El Gobierno de Zapatero viene abusando desde el comienzo de la legislatura de los globos sonda. Con este ya todo el mundo sabe que son muchos los militares que entienden el texto del estatuto catal?n, tal y como lleg? a las Cortes, como un torpedo en la l?nea de flotaci?n de la Constituci?n Espa?ola. As? est?n las cosas.