Lunes, 25 de diciembre de 2017

El Verbo se hizo carneEl final del Adviento ha abierto el paso de la Luz al interior de nuestros corazones. Estamos en Navidad, que significa nacimiento. Durante tres semanas los cristianos hemos hecho una parada –algunos al menos lo habrán intentado–, para reflexionar y meditar sobre nuestra vida interior (también sobre nuestra vida mundana). Ahora estamos en el acogimiento, en la aceptación luminosa del que viene a confortarnos, a revitalizarnos, a salvarnos… El Verbo hecho carne. El Mesías redentor. Nuestra casa espiritual está limpia, humildemente limpia, porque así lo hemos querido y así lo hemos deseado. En nuestro pesebre del alma descansa la luz del mundo con forma de hermoso Niño recién nacido. Así contemplo yo este tiempo de Navidad: con la mirada de quien todo lo espera y nada da por perdido. No hay atisbo de sombra en mis ojos. Los rugidos amenazantes del exterior me ayudarán a fortalecer mi fe en quien habita en mi interior. Porque estoy decidido a que sea Él el que guie mi vida. Sé que sólo con Su gracia me basta. Lo demás carece de importancia. Él que vive en mi corazón ha venido para crecer en él. Él me acepta y me ama en mi pequeñez, como lo hace contigo, y con cada uno de nosotros.


Publicado por torresgalera @ 13:24  | Pensamientos
Comentarios (0)  | Enviar
Comentarios